La escudería Red Bull Racing ha tomado una decisión histórica al despedir a su director de equipo, Christian Horner, tras casi dos décadas al frente. El anuncio se hizo oficial durante el parón posterior al Gran Premio de Gran Bretaña, en medio de crecientes tensiones internas, resultados irregulares en pista y presión mediática vinculada al entorno de su piloto estrella, Max Verstappen.

Horner fue pieza clave en la transformación de Red Bull desde su fundación en 2005, llevando al equipo a conquistar seis títulos de constructores y ocho de pilotos. Su estilo de liderazgo, aunque polémico, generó una de las eras más dominantes de la Fórmula 1 moderna.

Pero en 2025, el escenario cambió. Red Bull cayó al cuarto lugar en el campeonato de constructores y el ambiente interno se tornó inestable tras la salida de figuras clave como el ingeniero Adrian Newey y el director deportivo Jonathan Wheatley. A esto se sumaron conflictos personales y litigios relacionados con el propio Horner, así como una lucha de poder entre directivos.

Según fuentes cercanas al equipo, el entorno de Max Verstappen —incluyendo su padre Jos— jugó un papel decisivo en la presión para remover a Horner. Jos había advertido públicamente que “el equipo explotaría” si Horner continuaba en el cargo. Dado que Verstappen es considerado la joya de la corona de Red Bull, la dirigencia optó por priorizar su permanencia a largo plazo.

Aunque Max tiene contrato hasta 2028, existen cláusulas que le permitirían salir anticipadamente si el rendimiento del monoplaza cae por debajo de ciertos estándares. Su nombre ya ha sido vinculado con Mercedes y Aston Martin de cara a 2026, cuando entren en vigor los nuevos motores.

El francés Laurent Mekies, quien lideraba el equipo satélite Racing Bulls, asumirá el cargo de jefe de equipo a partir del Gran Premio de Bélgica. Su misión será doble: recuperar la competitividad técnica de Red Bull y restaurar la confianza de Verstappen.

Mekies tendrá que manejar también la transición técnica hacia 2026, cuando Red Bull estrenará su propio motor fabricado internamente —un proyecto ambicioso que, hasta ahora, ha generado más dudas que certezas.

La salida de Horner divide opiniones: ¿renovación necesaria o error estratégico? Red Bull entra en una etapa incierta, con su liderazgo y futuro en juego.