Mutombo, seleccionado en la cuarta posición del Draft de 1991, dejó una huella imborrable en la NBA. Sus ocho participaciones en el All-Star, seis selecciones al equipo AlI-Defensive, tres al AlI-NBA y cuatro premios al Jugador Defensivo del Año son testimonio de su dominio en la pintura. Su icónico gesto de "no en mi casa", acompañando cada bloqueo, se convirtió en una imagen imborrable en la memoria de los aficionados.

Sin embargo, el legado de Mutombo trasciende las estadísticas. "Dikembe Mutombo era simplemente más grande que la vida misma, declaró el comisionado de la NBA, Adam Silver. Su compromiso con la filantropía, especialmente en su país natal, la República Democrática del Congo, lo convirtió en un verdadero embajador del baloncesto y un modelo a seguir. "Era un humanitario en su esencia," añadió Silver.

Mutombo sirvió como el primer Embajador Global de laNBA, utilizando su influencia para impactar positivamente a las comunidades a través del deporte. Su generosidad y compasión fueron destacadas por quienes tuvieron el privilegio de conocerlo. "Tuve el privilegio de viajar por el mundo con Dikembe y ver de primera mano cómo su generosidad y compasión elevaban a las personas," compartió Silver.

La partida de Dikembe Mutombo deja un vacío inmenso en el mundo del baloncesto. Su legado como jugador excepcional y ser humano ejemplar seguirá inspirando a generaciones futuras. Masai Ujiri, presidente de operaciones de baloncesto de los Toronto Raptors, resumió el sentimiento de muchos al afirmar: "Él nos hizo quienes somos.